Nunca para uno de asombrarse del nivel de nuestros políticos. Parece que ahora la derecha también se apunta a la moda del postureo, con la que el vacuo gabinete del lumbreras de Sánchez nos viene acostumbrando.
¿Prohibir fumar a menos de dos metros en lugares públicos? ¿Qué será lo siguiente? ¿Prohibiremos suspirar? ¿llorar? ¿Hacer deporte? ¿Hablar alto? Porque en cualquiera de estas situaciones se expele mas aire y micro gotas que en el propio acto de fumar, entre otras cosas porque el humo se produce con calor y fuego, y como todo el mundo sabe, ambas cosas tienden a secar.
Empero el problema no versa totalmente en los políticos, sino en la mansedumbre y el rebañismo de quienes los votamos. No hay que olvidar que partido viene de “partida”, dícese de un grupo de maleantes que asaltan en los caminos a las gentes de bien.
Pero ¿Que hacer? Llevamos décadas votando, no a favor de unos, sino contra los otros y en listas empaquetadas… del mal el menor, y así nos va. Sin duda ahora, aupado en su abrumadora victoria, Feijoo se ha venido arriba y tal como haría el otro presi, el tal Pedro I el embaucador, se apunta a la política de gestos para transmitir el mensaje de “yo hago algo” ante la subida de contagios en su ínsula. ¿Otro listo con consejo de expertos? ¿O se le ocurrió a él solito? Unos y otros adoptan medidas que poseen el mismo poder, de aquel que pretende matar un león a pedos.
En muchas cosas aparentemente pequeñas, (y de eso está hecha la libertad), era mas libre en mi adolescencia con Franco, que hoy en día. No soy el unico que lo piensa, (ahora me tildarán de “facha”). La culpa de todo ello no está en la democracia, que es el mejor de los malos sistemas, pero si anida en la forma en la que la practicamos. Con tantas bocas abiertas en sus nidos partidistas, los políticos tienen que justificar su existencia legislando. Cuantas mas leyes, menor libertad, porque estas se hacen específicamente para dirigir a la sociedad a través de un solo medio, el prohibir. Pero antes de prohibir hay que crear la consciencia de que es necesario acabar con “el maligno”, y luego se va a por él.
El tabaco es el chivo expiatorio favorito de la izquierda Americana, desde que el lobby de abogados judíos de NY, decidió que además de forrarse con las demandas, la única manera de vencer a los republicanos, después de un exitoso Reagan, (¡Al que no mataban ni las balas!), era atacar su línea de suministros, o sea, el dinero de las tabacaleras del Sur profundo. Los otros lobbies los dejaron en manos de los verdes (petroleras) y la asociación del rifle quedo para los pacifistas; una vez mas, todo lo que pasa en EEUU, nos acaba llegando aquí.
Yo no digo que fumar sea bueno, sólo animo a mirar mas allá de lo evidente; lo que digo es que vamos cediendo en nuestras libertades, un poquito aquí y un poquito allá y estamos como doña Ines cuando le imploraba a Don Juan… ¡Don Juan Don Juan, la puntita nada mas! Y ya sabemos que pasa luego.
El COVID ha hecho evidente muchas cosas, y especialmente la calaña de quienes nos gobiernan, acostumbrados a mentir y que no pase nada, ya no conocen limite alguno.
Apuesten ustedes que detrás de él irán otros tantos porque aquí lo que cuenta no es la verdad sino la apariencia así que ¡Tonto el último! Jodamos a los fumadores un poquito mas que ya ha entrado hasta el fondo. ¡No! ¡No crean que ustedes por no fumar se libraran del cipote del gran cipote archidona!
¡Qué paren el mundo que me bajo! ¡Definitivamente aquí no cabe un idiota mas!
«Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,
porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada,
porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí.»
Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller