Cuando fuimos libres

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Cuando fuimos libres

Empiezo a pensar que nos hemos pasado de frenada con la corrección política y la gente que se ofende por todo. Si uno lo piensa

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Empiezo a pensar que nos hemos pasado de frenada con la corrección política y la gente que se ofende por todo. Si uno lo piensa detenidamente la cultura con la que nos hemos criado está siendo proscrita, o al menos estigmatizada por momentos. Por lo visto he pasado mi infancia y adolescencia expuesto a patrones perjudiciales de conducta a través de los productos culturales que he consumido. En cristiano, que Goku es machista. O al menos eso es lo que dicen en A Punt, la televisión publica de los valencianos.

Hubo una época hace no mucho en este país donde de verdad éramos libres y nos podíamos reír de todo y todos, hasta de nosotros mismos. En un mismo expositor de cintas de una gasolinera podías reírte impunemente de franceses, alemanes, chinos, mariquitas, gangosos, curas y hasta de la guerra, y no pasaba nada ni teníamos manifestaciones de ofendiditos por doquier. Hoy en día pones un expositor similar en una gasolinera y te meten más juicios que al PP de valencia y al PSOE andaluz juntos.

Y pese a tan perniciosas influencias la nación prosperaba, y vivíamos felices con relativo optimismo con respecto al futuro. Luego no sé en que maldito momento nos robaron todo eso y empezaron a tratarnos como a ciudadanos infantilizados. Creo que coincide en el tiempo con los parques de suelo acolchado para los críos, volved a la gravilla panda de pusilánimes, que nos ablandamos de más.

Así que al final la culpa de todo la va a tener la TV y el rock and roll como decían nuestras abuelas. Poco locos hemos salido para lo que nos gustaba Van Damme dando hostias como panes, las tetas en las películas de Ozores, y Chicho Terremoto persiguiendo bragas… mientras en la radio sonaban cosas como «La mataré» de Loquillo o «Ellos las prefieren Gordas» de la orquesta Mondragón. Puede que fuera el mensaje de fondo de «que vienen los socialistas», que con la modernidad nos volvemos todos gilipollas.

El sentido del humor es una de las mayores muestras de inteligencia y reírse de todo y todos, hasta de uno mismo, es síntoma de inteligencia critica. El arte no puede ser un territorio acotado ya que es una de las mejores formas que tenemos de hacernos preguntas a nosotros mismos, de contar relatos, de hacernos pensar o a veces incluso no pensar.

¿De verdad no sabemos a donde lleva tanta tontería de los mojigatos llorones? ¿no hemos aprendido la lección aun de lo peligroso que es la uniformidad de pensamiento? Quizá Roma merece a los vándalos corriendo por sus calles por indolente y superficial, y sobre todo por no saber quien es, ni de donde viene, ni adonde va.

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