Nacer o no nacer, esa es la cuestión.

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El 28 de septiembre se celebra el Día Mundial del Derecho al Aborto.
En 2020, todavía es necesario que millones de mujeres en todo el mundo se movilicen para tener derecho a decidir sobre su propio cuerpo en caso de un embarazo no deseado. Sin embargo, el aborto siempre ha existido. Ya está documentado por el Código de Hammurabi en 1750 a. C. Legal en muchos países gracias a la acción de feministas como Simone Veil y ampliamente reivindicado en aquellos donde no lo es, el aborto sigue dividiendo a la sociedad.

Siempre he creído que la decisión de continuar o no con un embarazo no deseado puede, y debe, depender de una sola persona: la futura madre. Sí, soy totalmente a favor del aborto libre, voluntario y supervisado. Cada mujer tiene que poder usar de su libre albedrio. Detalle importante : el debate a favor o en contra del aborto es esencialmente a nivel de ética religiosa. Los movimientos provida son muy a menudo conservadores y en su mayoría inspirados en la religión. Resumamos el debate: provida defiende el carácter sagrado de la vida del feto. Los pro-elecciones, el de la libertad de la madre dentro de los limites de la ley, por supuesto. Ya está.

El testarudo argumento contra el aborto es simple (y único): dado que la vida, desde la concepción, es sagrada, entonces el aborto es un asesinato. Este feto no deseado o mal formado podría muy bien haberse convertido en el nuevo Mozart. No había pedido nada y, sobre todo, solo quería vivir. Su vida es más importante que cualquier otra cosa, incluida la voluntad misma de su propia madre. En cualquier caso, ella enfrentará inexorablemente una culpa eterna.

Es ironía, cierto. Entonces los opositores al aborto defienden la libertad del feto, por supuesto. ¿Qué pasa con la libertad de las mujeres? ¿De eso hablamos ?

Prevenir el aborto significa negar el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, su vida y su futuro desde el comienzo mismo del embarazo. Se vuelve, por tanto, exclusivamente pasiva, reducida a la única función de incubadora. Sí, les recuerdo que los movimientos provida son conservadores. Evidentemente, no deberíamos esperar de ellos ningún reconocimiento de los derechos de las mujeres. La mujer procrea. Si lleva vida dentro de su seno, da vida. Fin de la historia. Esto es reduccionista, pero es la base misma de los argumentos de los opositores al aborto. Y la puerta abierta a todas las técnicas «naturales» o clandestinas para deshacerse del feto no deseado. La prohibición de una practica nunca ha impedido el ejercicio de esa practica. NUNCA. Casi la mitad de los abortos se practican en países donde son prohibidos, con métodos peligrosos como la inserción de cables metálicos en el cuerpo de la mujer. Decenas de miles de mujeres mueren cada año por culpa de esos abortos clandestinos. Repito: la prohibición no impide la practica.

Ya sea que el embarazo sea el resultado de un accidente anticonceptivo (sí, sucede), de una violación o sea que el feto tenga deformidades o enfermedades, una mujer siempre debe poder elegir lo que es mejor para ella porque al final, lo que es mejor para ella lo es también para su feto.

Un embarazo no deseado nunca ha sido el mejor comienzo para una relación exitosa entre madre e hijo. Obligar a una futura madre a tener que cuidar de un hijo que no desea se reduce a obligarla a abandonarle, literalmente o no, para darle la bienvenida en un entorno económico y psicológico a menudo pobre. Obligarla a asumir una situación que inevitablemente la sumirá en una gran angustia. Y aún así, esperan los movimientos provida que se cumpla el milagro del instinto maternal.

Ellos rara vez son pro-felicidad. El destino de estos niños no deseados no les importa, lo único que les importa es que salgan del seno de la madre con vida. A cualquier precio, incluso el de una infancia infeliz. ¿Y qué hay de la vida de estas mujeres que definitivamente están patas arriba, por no decir estropeadas, por una responsabilidad que no querían asumir?

Privilegiar la vida a todo coste con el pretexto de que es sagrada en detrimento de la felicidad de la mujer, que tampoco ha pedido nada al igual que su feto, es totalmente tiránico. Es absolutamente estúpido creer que al obligarla a adoptar este punto de vista supuestamente ético, desarrollará un vínculo maternal con su descendencia no deseada. En el mejor de los casos, se resignará. Pero al fin y al cabo, la resignación también es un sentimiento muy religioso.

Al contrario de lo que sostienen sus detractores, el aborto nunca se ha utilizado como método anticonceptivo en países desarrollados donde el acceso a la contracepción es libre. La píldora y el DIU siempre son mucho más baratos y menos dolorosos físicamente que un aborto.

Pero nunca son 100% fiables.

Cuando una mujer desea abortar, a menudo se debe a que los métodos anticonceptivos convencionales no funcionaron y, en el momento del embarazo, ella y su pareja no querían ser padres. Los movimientos provida sin duda argumentarán que solo necesitaban protegerse mejor.

Entonces, ¿qué pasa con los embarazos no deseados como resultado de eventos mucho más traumáticos que un condón roto, como una violación o un incesto? Una vez más, los partidarios de la vida consideran que las mujeres son insignificantes y pasivas. Sólo cuenta el sustento a todo coste de la vida del feto, no importa el de la mujer, estropeada por este trauma y sus consecuencias.

Un estudio publicado por Time en su edición del 14 de julio de 2015 y realizado durante tres años por la Facultad de Medicina de la Universidad de San Francisco en 670 mujeres que habían tenido un aborto muestra que casi todas estas mujeres (95 %) piensa que fue una buena decisión. No, las mujeres no se sienten culpables ni se arrepienten de su aborto. A menudo se convierten en madres más tarde, cuando llega el momento adecuado.

Todo el problema del debate a favor o en contra del aborto radica en lo que cada lado considera moral o no. Salvar vidas potenciales, incluso si significa causar el doble de víctimas, ya que la madre, por lo tanto, también se convierte en otra victima, además del niño que no fue deseado, esto puede parecer noble para los provida, es sin embargo no menos absolutamente amoral.

¿Cuándo piensan en el futuro de la madre, la pareja y el feto? ¿Las consecuencias de una relación forzada, la culpa y el trauma del niño que rápidamente entenderá que no fue deseado? Si consideramos que un “no” es un “no” durante una violación, ¿por qué se le negaría categóricamente a una mujer el derecho a decir que “no” a un embarazo que no quería, al igual que tampoco quería esa relación sexual?

¿De verdad debemos imponer esta visión sagrada de la vida fetal a quienes no comparten las mismas convicciones? Siempre habrán mujeres que se quedan embarazadas sin haberlo planificado y que, a pesar de la sorpresa, quieren quedarse con el niño. Es respetable y valiente. Los defensores del libre albedrio nunca impondrán la obligación de abortar a estas mujeres. Entonces, ¿por qué sería cierto lo contrario?

Esta tiranía de la vida a todo coste es abyecta, porque impone una visión religiosa y conservadora de la sociedad también a quienes no la quieren. No es de extrañar que en países donde la religión tiene una fuerte influencia, el derecho al aborto sea prácticamente inexistente. Pero no el aborto en sí. Por otro lado, en un país que no otorga la condición de Estado a ninguna religión como es el caso de España, imponer un punto de vista más religioso que moral es inaceptable.

Ha de esperar que todas esas mujeres que lucharon en el pasado para que otras personas tuvieran acceso libre y voluntario al aborto no lo hayan hecho en vano. Incluso si este embrión podría haber sido el futuro Mozart, también podría haber sido el futuro Hitler.

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