No apto para el populacho. ¿Es VOX un partido de extrema izquierda? (Primera parte)

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Aunque pueda sorprender a nuestro lector, un porcentaje de la población española así lo encuadraba en una reciente encuesta dentro de las opciones políticas. Donde catalogaban dentro de un abanico entre extrema izquierda y extrema derecha a cada una de las formaciones, independientemente del partido que los electores hubiesen votado. Analicemos el porqué, a priori, de esta sorprendente respuesta.

Posiblemente pensará que es causa del deficiente sistema educativo y que es gente que no se entera de la pregunta formulada o quizás que las encuestan son la basura que decía Courtney. No puedo negar que el nivel cultural medio no sigue sino una peligrosa pendiente en las últimas décadas. Si os contará que hasta hay algunos editores ágrafos, afortunadamente no estos de la presente revista loados sean en su Gracia y Talento, que después de sacar una carrera a distancia por fascículos se creen redactores de verdad y hasta en esa rutinaria labor de revisión realizan faltas ortográficas en los trabajos ya entregados, así como otras chapuzas similares.

El otro supuesto que justifica la respuesta me parece aún más terrible. ¿Cómo podemos aducir la existencia de las nobles facultades de Sociología, Políticas y aledañas si encuestas y estadística son pura patraña? No me sea el lector mal pensado y medite sobre endogamia, genuflexiones y felaciones como medio de colocación y correspondencia biunívoca de ese dispendio público, inútil y lacayo en manos de su pagador, sea este cual fuese. 

Así que borremos estos innobles pensamientos y creamos, por salud mental, firmemente que una parte de nuestros compatriotas(( Vale no piensan como nosotros y no deben ser considerados humanos con plenos derechos, pero hay qué joderse han nacido en el mismo país y se pueden llamar compatriotas. Como diría Eslava Galán, me encantan las notas a pie de página y dan una seriedad tremenda a los trabajos, aunque se redacten entre café y porras del desayuno mientras el camarero me mira con hostilidad por no darle propina (ruin gorrín no metas tus zarpas en el plato).)) así consideran a VOX.

Pero qué me cuenta, es usted un agitador fascista (mantengamos el orden y las formas de referencia adecuada pese a la acusación). Todo el mundo sabe((Y ya sabemos que el sentido común no falla nunca, pese a ser el menos común de todos los sentidos.)): que VOX es fascista((Siento la redundancia con lo de fascista, pero años y años de libelos adoctrinadores, quiero decir formativos, de nuestro muy noble sistema educativo, acompañado de la labor de grandes medios de comunicación, entiéndase esto sin segundas, como El País y completado con la guinda de Público, reforzado con historiadores de neutralidad exquisita como Viñas o Preston, han dado como resultado una juventud de gran verbo y totalmente crítica e imparcial. Así que el término como ellos, no como mofa por supuesto, sino para ver mi grado de empatía con sus ideas.)), son de extrema derecha, racistas, piden la pena de muerte, odian a los gays y que quieren hasta pegar a las mujeres.

Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador y algún que otro alcalde pitufeando cuentas para que escapen al control del interventor.

Desarrollaremos en esta primera parte del ensayo, lo de fascista. Es un calificativo que viene ya de antiguo en el comunismo y socialismo marxista para descalificar con él a todo contrario al pensamiento único que se quiere imponer. Siendo con propiedad ese movimiento nacido del exsocialista Mussolini en 1919, disconforme con algunos postulados de su partido, que evoluciona con el nazismo de Hitler en el NSDAP, con precisión Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (todo muy de derechas como se ve), que tiene entre otros esa pasión por los uniformes y ese uso de la violencia para acabar con el comunismo((Aunque a veces se alían como en ese bonito Pacto Ribbentrop-Mólotov para acabar con el liberalismo y con los derechos e integridad territorial de países colindantes como Polonia y Finlandia, entre otros. Que incluso nos dio bellas y románticas imágenes de Stalin y Hitler paseando, cual enamorados, cogidos de la mano viendo desfilar juntas sus tropas (entiéndase el femenino por lo de tropas no ,claro está, por los dos líderes).)) y el liberalismo.

No parece que el gusto de los uniformes de Abascal y Smith, aunque ampliamente señalado por algún valiente y talentoso internauta que mezcla sin pudor, ni miedo legal, sus imágenes con otras de homosexuales o en diversas posturas que considera de descrédito, pero realizadores que a su vez se muestran sumisos y silentes ante las ignominias de otros partidos que les son afines (¿o pagadores?). Obviamente no me refiero a ninguno de los que muy noblemente dicen colaborar con esta publicación, quede eso claro. ¿Este gusto por la uniformidad en VOX acaso es superior a las de congregantes en manifestaciones feministas, anarquistas o del ramo, donde se ve similitud obligatoria en peinados morados, ropajes ácratas (pero de marca) y tatuajes idénticos a todos ellos?

Pero es que usan la violencia, apostillara un lector víctima, digo educado, por la LOGSE. La derecha nunca usó directamente la violencia. Piensa un poco((Ya sé que cuesta después de no hacerlo durante tiempo. Pero entre otros beneficios, como en el sexo, ayuda a mejorar el cutis.)), tienen el poder económico no quieren cambiar nada. Fue después de las algarabías de los comunistas cuando estos se unieron a la jarana (junto a los anarquistas que andaban por ahí sin saber muy bien que hacer), antes de eso la técnica era pistolero, palo y tentetieso policial a los inocentes sindicalistas (vale, habían asesinado, torturado y violado alguna vez, pero era por la buena causa del proletariado). Después los nazis alemanes y sus compadres de Croacia se pusieron chulos y empezaron con aumentar el castigo. Por cada muerto de los suyos diez de los contrarios lo pagarían (aunque ese contrario fuese un abuelo en mantilla sobre las piernas, junto al brasero del que no se había movido) para amedrentar en el futuro a los posibles imitadores. Eso sería un juego de niños (entiéndase que hoy día no es correcto ahora equipararlo con los newtons de las ventosidades emitidas por los homosexuales) comparado con las represalias de los romanos. Me matas uno, me cargo cien y porque me pillas en el cumpleaños del chiquillo mayor que si no, te dejo el templo descuajeringado, te esclavizo a las mujeres y a los niños, y te disperso al resto de tu pueblo…

Hasta ahora VOX no ha hecho ninguna afirmación de «puños y pistolas» a lo Primo de Rivera((Qué picaros cuando en todos los manuales escolares sale esto y no «el socialismo es incompatible con la democracia» frase de ese antiguo escayolista y después presidente del gobierno Largo Caballero o que el uso de la fuerza de Falange fue posterior a varios ataques terroristas por parte del PSOE y comunistas. El más conocido el que costó la vida al estudiante Matías Montero.)), ni democrática quema de contenedores como hacen hoy día otras opciones políticas. Sus manifestaciones han sido fuertes, pero pacificas y han sido ellos los que han sufrido el acoso, como el visto en lugares dominados por los abertzales. Vamos que aquí mucha izquierda no serían, por su falta de uso de la violencia. Además, tampoco quieren llevar ningún tipo de represión a los que consideran culpables de la actual situación en caso de una supuesta victoria. Estos chicos no han leído nada de la Revolución (liberal) Francesa con su «libertad,igualdad, fraternidad… o muerte», que también a algunos despistadillos liberales se les olvida citar en su última parte. Tampoco conocen el beneplácito efecto dictatorial de una represión bien organizada como ocurrió tras la Revolución Rusa. En cuestiones de represión comunistas y capitalistas (vosotros también pillines) dieron magnificas lecciones tras la Segunda Guerra Mundial. Primero aniquilación (no de centros militares, sino también de civiles en bombardeos aéreos y artilleros), castigo y depuración de los vencidos (como las violaciones sistemáticas de mujeres alemanas por soldados de la URSS) y purga posterior de la disidencia (ocho contrarios van al gulag, uno vuelve convencido de las bondades del comunismo, los otros siete… ¿siete, qué siete? Recordemos a Von Paulus y sus tropas apresadas en Stalingrado). No, la represión y la falta de opciones individuales no solo es monopolio de una ideología.De momento VOX ni de izquierdas ni de derechas, pero almas de cántaro bien parecen comparados con los antecedentes de los otros.

Es que quieren acabar con el sistema democrático, continuará comentando el anterior lector después de ver Telecinco o la Sexta el sábado noche. Cambio de sistema político, claro, que el comunismo nunca ha pretendido hacer (y los coleguis del PSOE marxista tampoco). Además, VOX será antiguo (siempre que esto suponga ver como correctas normas de más de tres lustros), pero se encuadra dentro de las ideas de la democracia del setenta y ocho. Vale, quieren acabar con ese paraíso de libertad y de maravillosa gestión del gasto que son las comunidades autónomas. Pero en cuestiones de matrimonio entre homosexuales (de los que hablaremos en la segunda parte) o del aborto, no es nada que no fuese legal y consensuado por gran parte de la población española hace pocos años. En ningún apartado señala condenar al talego a las mujeres abortistas (algo que por mucho que se repita, nunca se ha producido en España y prácticamente en ningún lugar, y menos aún eso de «ojo por ojo…») o castigar de forma singular a todas las ONGs pro aborto, inmigración libre o similar, del articulado legislativo que pretenden cambiar. Si fueran verdaderamente fascistas, todas esas prácticas de considerarían de forma retroactiva ilegales y punibles al no coincidir con su pensamiento (esta y otras burradas las hizo la chupi Segunda República). Y volviendo al ejemplo histórico nuestros también idolatrados romanos podían llegar a sodomizar a sus enemigos derrotados, como explícitamente nos mostró la serie Roma, más que por sexo por mera humillación al ser los dominantes y ellos los dominados. Así que VOX, más allá de esas puntuales modificaciones legales, no pretende ningún ajusticiamiento de sus rivales ni ignominia para sus familias, por mucho que se les acuse de males similares. Y no, no me veo reviviendo castigos históricos, al estilo de las delicias de una cárcel turca, poniendo en cuadrupedia a sus rivales, entiéndase eso sin segundas, mientras gritan: «toma, toma tu castigo, paga por tus crímenes maldito comunista». No la verdad, no lo veo.

Podemos añadir el cambio económico del fascismo. Como se ha dicho antes la parte conservadora de la población no quiere cambios económicos, si acaso estéticas modificaciones que, como en «El gatopardo», mantengan todo como está. Aquí VOX en su planteamiento protaurino y a favor de la caza más bien muestra unas poco funcionales ideas carpetovetónicas poco o nada rentables. Si al menos se buscara atraer a suculento e ignorado cliente friki con corridas con sable láser o cacerías disfrazado de soldado de asalto, pero sin cambios poca modernidad y fuente económica se ve.

Las grandes reformas en esta materia económica fueron alcanzadas más por el nazismo alemán, algo que temió siempre Churchill((Y que algunos pérfidos historiadores ven como auténtica causa de la Segunda Guerra Mundial por temor a esos logros. Tema que si la libertad inmaculada de esta revista me permite comentaré en su momento. Con tanta cita, me está quedando fetén. Prometo no abusar mucho más.)), más que por los pusilánimes cambios de Mussolini en Italia, que siempre fue renqueante en desarrollo industrial. En el programa de VOX (eso que no sirve para nada y solo se leen los electos para responder a las preguntas de los periodistas) se ve un planteamiento confuso y populista (tampoco el del resto de partidos es para tirar cohetes), con tintes liberales, pero indefinidos. Algo que atrae a gran parte de nuestra ilustrada clase obrera, que al igual que en otras partes del mundo antes votaba a partidos radicales de izquierda y tras su fracaso socioeconómico (y con su consiguiente rabia) cambian voto y filiación «de por vida».

Además, el historial de nóminas de asesorías y de partido de Abascal casa mal con esa confluencia de reforma fascista y de mezcla de la libertad privada y, sobre todo, del bien del Estado, que supuestamente tanto defendía esta doctrina. Por contra casa muy bien con la mayoría de nobles ejemplos de la democracia liberal que vivimos (y que tanto ejemplo ha seguido una parte y otra de la arcada parlametaria).

Y la remembranza de antiguas glorias de imperiales, señalará confuso ese lector((«¡Joder que no se puede ser crítico con unos y con otros qué me pierdo! Que me sacas de mi maniqueísmo, me haces pensar y me jodes el día… y encima no se me va de la mente lo de la cárcel turca, y lo peor es que noto algo por el bajo vientre, yo, con lo viril que soy…» dirá.)), bien es cierto, que gracias a Abascal la gente recordó que nombre tiene ese casco llamado morrión, y en dos días hasta el tato era experto en cuándo y dónde se usó, así como sus ventajas e inconvenientes. También han mostrado un (muy tímido) acercamiento con los países de la Hispanidad. Eso que mi iluminado((Iluminado entiéndase por la luz que emite, no porque dude de su salud mental. Que luego hay mucho malpensado que dice que me gusta criticar.)) compañero de revista, Quesada o el nombre aquel que tenga, llama Reunificación. De momento este magno logro del día de la Raza que defendía antes «el Movimiento» no tiene eco en los planes de los de Abascal. Ni económica, ni cultural, ni menos, política y militarmente. Dejando ese proyecto huérfano para partidos minoritarios más allá de pequeños guiños descoordinados.

Y nos encontramos aquí al final de la primera parte, para no abrumar al lector y para aprovechar en más tacadas mi exposición, ya se sabe eso de la ley del mínimo esfuerzo es consustancial al hombre (digo humanidad). Pero no quiero finalizar esa asimilación del fascismo sin referirme a «el Movimiento» término neutro para hablar de esa amalgama, sin ideología pero con interesados, que creó el franquismo para desmontar cualquier fuerza de falangistas, carlistas y ese «resto del mundo» que eran «Las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista» (ríete tú de algunos extremistas de izquierda y atrévete a negar con firmeza que los extremos no se tocan). Poco o nada de fascismo había en él, suponiendo que falange y fascismo se puedan compararse que eso lo dejo para otro escrito. Menos aún que VOX se parezca a ese partido único y por lo visto menos a su parte «fascista». De momento se parecería más a su lado carlista((Si alguno por desinformación piensa que es lo mismo, me va directamente a ver «el incidente de Begoña» para contemplar el amor fraternal entre falangistas y requetés. Diez, no está mal, como los mandamientos bíblicos que en su sabiduría nos transmite la Madre Iglesia (y si no me los recuerdan, los repasan. Ateos pecadores).)), por su importancia de la tradición y del valor católico. Por desgracia, en este federalismo de los fueros que defendían encontraremos la madre del cordero de muchos de los problemas que ha dado el nacionalismo en el último siglo y medio. Aunque la verdad, con los bandazos que da el carlismo esto puede valer para todo tipo de tradicionalismo que haga bailes folclóricos a cualquier supuesto descendiente legitimo del Infante Borbón.

Hasta el momento VOX nos puede parecer un partido ligeramente populista, tradicional, no muy bien definido… pero desde luego, en absoluto fascista.

Entonces ¿qué es VOX?, si me permites lo continuaré en la segunda parte de este artículo.

 

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