“¡Estúpidos!, ¿sabéis contar? Yo os digo que el futuro es nuestro, si es cierto que sabéis contar”. Cyrus. The Warriors, 1976.
Estas líneas son para presentar una nueva sección que incorporamos en la revista. En nuestra opinión a menudo los académicos de ciencias sociales se distancian demasiado de su objeto de estudio, la sociedad. Enterrados entre libros o parapetados detrás de un ordenador hacen una “carrera de interior”.
Desde Somos Politólogos vamos a tratar de darle un enfoque distinto, en esta sección nos vamos a convertir en “politólogos de campo”. Nos encanta la parte cuantitativa, pero nos gusta más aun cuando viene precedida de una buena investigación cualitativa.
Si queremos entender la sociedad deberíamos empezar por escucharla sin prejuicios ni ideas preconcebidas. En “política de barrio” hablaremos con la gente de a pie, con tu vecino, con tu amigo, con la de la panadería, con el chino del bar, con los chavales del parque… ¿Qué es lo que les preocupa? ¿Qué desean? ¿Cómo se sienten respecto a la política?
Te queremos hacer partícipe, contar tus problemas y acercar tu forma de expresarlos al resto de la sociedad.
No puedo negar que llevaba tiempo queriendo hacer algo como esto. Me he criado en uno de esos barrios que llenan nuestro país. Entre grafitis y olor a porro. Entre versos y conflictos con la autoridad. Yo soy un orgulloso patriota de mi barrio.
Las patriotas de barrio son parte de la esencia de nuestra nación. El gran problema es que para muchos de ellos el Estado es algo ajeno. La causa es principalmente que se ha vaciado de significado muchas palabras que eran muy importantes. Patria, Nación y Estado a menudo se usan indistintamente cuando son cosas muy diferentes. Incluso la propia palabra democracia nos sirve para definir Honduras y Suiza, en consecuencia no define demasiado.
Es normal que la gente no se identifique con la patria. Una patria que con excesiva frecuencia parece más un lastre que unas alas. No hace falta ser político para ver que no funciona, ni mucho menos politólogo.
Esa España de los barrios son los mismos que hace aproximadamente 2 siglos sacaron a los franceses de Madrid con poco más que navajas. Es un tremendo error infravalorarlos. Ellos son la Nación, y una vez más se siente traicionada. Real no es el Rey, son los huevos del pueblo. Una vez más… ¡Dios, que buen vassallo! ¡si oviesse Buen Señor!
Cualquiera que conozca esos vecindarios sabe que muchos genios se mueren en la sombra. Es una autentica pena que desperdiciemos el recurso más importante que tiene este país, en realidad el más importante que puede tener cualquier nación, el talento. Y mientras tanto en cada puto barrio siempre sale un Ze Pequeño.
Una de las consecuencias de percibir el Estado como algo ajeno es que te deja vacío de patria y desamparado de nación. Ni son apátridas ni son anarquistas, solo les han robado la patria y empiezan a estar tan confundidos como cabreados. Para ellos, en el mejor de los casos el sistema no existe, en el peor lo perciben como algo ajeno.
Así que desde esta humilde revista online vamos a ser quienes les demos voz. Romper con las raíces es derribar el árbol.