Es importante recordar que en el universo mítico de “la Tierra Media” del escritor J.R.R.Tolkien, en la Tercera Edad, el antagonista (Sauron, el señor oscuro) diseña un arma con el que poder detentar el poder absoluto, tanto en todos los territorios como sobre todas las razas. Por avatares del destino, en una batalla Sauron le arrebatan el anillo cortándole el dedo en donde lo portaba, desterrando momentáneamente su ser y su poder hasta que volviera a detentarlo.
El anillo se extravía del control por quienes pudiendo haberlo destruido tienen a bien guardarlo como símbolo de victoria sobre el enemigo; pese a que éste no murió. Se extravía, se pierde y al cabo de muchos años, alguien lo encuentra. Entre medias, el poder del enemigo vuelve a tomar forma, todos sabemos que el mal nunca se destierra por completo cuando no se le vence; por lo que siempre vuelve. Por resumir brevemente, los representantes de los pueblos libres deciden destruirlo y para ello forman una compañía de héroes para llevar a cabo el plan.
Pero surge la discusión en torno al uso del arma del enemigo. Hay quienes consideran que se debería de usar el anillo contra Sauron, ya que se trata de un arma poderosa y como tal, consideran que si es utilizada por alguien con buena voluntad, entonces el anillo no hará mal sino bien. Pero el anillo guarda la voluntad del enemigo y por tanto, es malo en sí mismo. Es decir, tiene voluntad propia en cuanto que, manipula al portador para su propio fin que no es otro que volver con su amo (el Señor Oscuro, Sauron).
¿Se debe de utilizar el arma del enemigo para lograr un buen resultado? O lo que es lo mismo: ¿El fin justifica los medios? Consistiría en utilizar algo que es malo para hacer un bien, un bien mayor.
La respuesta es NO. La cuestión no radica en el poder (si se puede o no), sino en el deber (si es legítimo hacerlo).
Tenemos un problema serio en la actualidad y es que, la moralidad hoy no viene fijada por principios inmutables, ni absolutos sino por cuestiones legales o democráticas. De modo que, algo no es bueno o malo en relación a principios morales sino en base a lo que la mayoría decide, si se quiere a lo que las leyes establecen, que es lo mismo que, lo que el sistema democrático configura.
La utilidad como fundamento de moralidad, en cuanto que, algo es bueno si es útil y en caso contrario malo. Pero no olvidemos que, quien fija “lo que es útil o no” es en democracia el pueblo, o el gobierno, o la moda entendida como la voluntad popular expresada en corrientes de opinión que fluyen, en cuanto que hoy lo que está prohibido, mañana puede estar permitido.
Volvamos al anillo. Decimos que es malo en sí mismo porque su portador será engañado y manipulado, su voluntad se verá afectada, se corromperá totalmente y acabará siendo “un espectro” según el relato de Tolkien. Acabará siendo un nuevo Sauron, alguien que pretende detentar el poder absoluto, el control total ¿por qué? Porque la naturaleza del anillo es ésa y porque nadie puede cambiarla.
Entonces cualquier intento por controlar esa fuerza que hay en el anillo o el poder que aporta está condenado a la esclavitud del mal o la corrupción. Porque detentar el poder de forma totalitaria no es el modo en que se rige una comunidad.
La democracia se dice que es el gobierno del pueblo, éste a través de las elecciones elige a sus representantes y éstos gobiernan por medio de leyes y otras normas en beneficio de la comunidad. También en democracia se alega que para evitar el control totalitario debe de haber una división de poderes para que el poder ejecutivo (gobierno) no controle el poder judicial ni el legislativo. Pero, si alcanzas el poder tendrás el ejecutivo y el legislativo en tu poder, en cuanto al poder judicial viene establecido y configurado por las leyes que establece el poder legislativo que, como acabamos de decir, lo detenta el poder ejecutivo. Así que todo el poder lo tiene el Estado.
Alegóricamente ¿diríamos que el Estado democrático sería el anillo o Sauron? Está claro que, el portador sería el partido político que detentara el poder, quien ganase las elecciones. Esa formación política, aparentemente noble que en campaña ha manifestado que iba a cambiar las cosas, mejorarlas, hacer felices a sus ciudadanos. Y una vez que llegan al poder, empiezan los cambios, siguen los discursos pero con cierta distancia con respecto a lo que se había prometido en campaña electoral.
Con el paso del tiempo, ese gobierno que había llegado para cambiar las cosas se convierte en el enemigo del pueblo, donde dijo que iba a mejorar no lo ha hecho, tampoco ha repartido felicidad y de lo dicho en campaña poco o nada. Pero ellos sí que han cambiado, ahora viven mucho mejor y hasta son felices porque tienen el control total, tienen el anillo, son Sauron.
Para acabar con Sauron hay que destruir el anillo. No sirve tener el anillo y pretender hacer cosas buenas porque el anillo es malo, no puedes usarlo. Si lo usas te acabarás convirtiendo en Sauron, acabarás corrupto.
Hay que destruir el anillo.