Lo ocurrido en Murcia ha sido un intercambio de cromos entre un Ciudadanos defenestrado, prácticamente muerto y sin futuro político, y un PSOE cabizbajo, sin liderazgo madrileño y a la merced del Dios Sánchez. Se han repartido los carguitos entre el Ayuntamiento y la Región, dando la alcaldía de la ciudad al PSOE y pretendiendo dar, a cambio, la presidencia de la Región al partido naranja. Sin embargo, 3 diputados de Ciudadanos confirman su voto en contra mientras el presidente murciano López Miras, del PP, intercambia a su vez cromos con esos 3 disidentes regalándoles 3 consejerías, que están en oferta, como si fuese un 2×1 de los centros comerciales, vendiendo la dignidad política al mejor postor.
En medio, una cada vez más ahogada Arrimadas hace malabares con las ocas cartas que le quedan, ya que Rivera se encargó de repartir bien la baraja en 2019, entregando la mayoría de las alcaldías al PP, para que se note que son de centro y no son de derechas. Mientras tanto, deja a un PSOE a merced de la radicalidad de Podemos y sus séquitos, en vez de haber jugado bien sus cartas, pudiéndose haber convertido en el bastión moderado de un gobierno de centroizquierda, pudiendo haber llegado a tornar de una exacerbada a un esperanzador liberalismo de izquierdas, verdadero centro político que necesitaría nuestro país.
¿Llegará un momento en que nuestra nación deje de ser un patio de colegio donde los niños se intercambien cromos repetidos, para ser un verdadero Estado Social y Democrático de Derecho ejemplificador que dé esperanza a los ciudadanos indignados ante tanta corrupción? ¿Será España una verdadera democracia ciudadana frente a la actual partidocracia que se carga la esencia de lo que verdaderamente son los partidos políticos (asociaciones de interés general, instrumentos de participación política y flotadores para una eventual deriva gubernamental que salvaguarden los intereses exclusivos de toda la ciudadanía)?
El tiempo lo dirá. Yo soy optimista.