Desde el lente de la gestión cotidiana de mi mamá hasta un Estado que ejerce cuidado de sus ciudadanos. Narrativas desde una etnografía familiar

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Me permito escribir en primera persona, no posesiono el objetivo concreto de compartir mi historia o las historias, aunque desde el 16 de marzo en el Perú se vive ¨en encierro¨, la situación de la día a día no aparta la probabilidad de interacción.
Mi relato de opinión narra mi interacción familiar
He observado que el papel de mi mamá se nutre del amor a su familia, aquel capital de maternidad que sincera sus más claros afectos hacia los suyos; es decir, nosotros. Sus deberes circulan entre la cocina y el cuidado de salud de sus hijos. Queda claro que un rol que desempeñan no solo mi mamá o las mamás de mi barrio o las otras mamás de la provincia, me atrevo a generalizar sin generar obligatoriedad de rol o decisión, pero, el rol que desempeña mi mamá es elemental en el cuidado de la vida.
Mi visión en micro sobre el cuidado de la vida desde el lente de acciones de mi mamá me permite poner en manifiesto que la lógica de cuidar de su familia en tiempos de crisis por la pandemia del COVID 19, es de alta intensidad, notoriamente se observa en el control de los alimentos, en el registro de estado de salud de sus hijos y sobre todo en ser el apoyo emocional. Sus cuidados son muestra del sentido común, protección y cuidado del otro.
No es irreal, no es fantasioso, es concreto, me refiero a que podría tentar hacer relaciones entre el cuidado del Estado y el cuidado de mi mamá. Soy un individuo, mi reconocimiento se circunscribe a que soy ciudadana con deberes y derechos. La respuesta estatal para el bienestar de los ciudadanos ha sido habilitada, no analizaré el nivel de capacidad, merece otra atención, como mencione me centro en provocar paralelos sin ánimos de comprometer elementos de comparación. Retomo el argumento, sí la respuesta estatal es en formato de política social, con la finalidad de cuidar al ciudadano y la respuesta de mamá es en formato sentido común, con la finalidad de cuidar de su familia, que todos los integrantes son ciudadanos. Puedo deducir que los procesos de toma de decisión están motivados por la variable bienestar, seguidamente considero poner en cuestión la efectividad, ante ello canalizo la vertiente: origen de la decisión, se trata de la institución de providencia de la decisión, tratamos de un Estado y de una Mamá, sus estructuras se componen por elementos políticos, se preguntarán, ¿y la mamá y lo político? sucede que la gestión de la vida cotidiana de una mujer con responsabilidad de atender a los hijos en mi contexto es político, ¿cómo?, retomo el termino gestión, su ámbito es desde lo personal hasta lo comunitario, ella transita en función a sus incentivos, efectúa acción desde lo político, sí se trata del Estado, lo político está en cuestión, y cuando la política acciona y fallan las políticas, entonces ¿dónde se equivoca el Estado con las políticas? prematuramente sostengo la hipótesis en torno a lo político, contrasto ello con el descontento social y el cuestionamiento al proceder del Estado y más aún cuando se equivoca surge el desazón ante la esfera pública. Entonces, el origen y el incentivo son variables que determinan la naturaleza del acto, más allá de la narrativa de converger en los objetivos que es el bienestar. Aplicamos lo mencionado, mi mamá decide sus acciones, es decir sus políticas de cuidado del hogar por el incentivo de cuidar la vida de su familia, por lo expuesto supongo sé que se podría asumir el razonamiento de que como madre de familia no atraviesa los desafíos del poder, es una mirada simple, les hago saber que sí atraviesa, por ejemplo el poder de las otras vecinas en la capacidad negativa de influir, el poder de una deuda bancaria y más desafiante en dejar el hogar y salir a trabajar, el poder del Estado que se equivoca en la gestión de la pandemia, es natural que el sujeto se choque con el poder, lo hacemos a diario, unos gestionan y otras aplazan su gestión o finalmente se dejan aplastar, es la realidad. Vayamos a ver al Estado, es obvio que su gran desafío para ser eficiente sus acciones es el poder dominante, aquel que inhabilita a veces el cauce correcto de las políticas, lidia con ello, el poder descrito no entiende del cuidado y reproducción de la vida, el poder dominante no es sensible como la mamá que ocasiona buenas decisiones, y ser sensible es tener la capacidad de ponderar la vida sobre toda expresión de poder que quiera ir contra la vida.
Me he permitido pincelar un paralelo imposible, que mi único punto en común hallado es que tanto en las manos de una mamá y un Estado se encuentra la vida de un o unos individuos. La capacidad de toma de decisión los actores mencionados incide en la gestión de la vida cotidiana de un conjunto de individuos que deliberan sus vidas mediante las políticas del Estado y también ejerce incidencia el valor público de la madre de familia, mediante el cuidado.

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