Nacionalizar la electricidad

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Nacionalizar la electricidad

Welcome to the jungle (2021 Version) Para no quitarle emoción al final del 2020, se ha decidido empezar 2021 con emoción también. Lo del Capitolio

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Welcome to the jungle (2021 Version)

Para no quitarle emoción al final del 2020, se ha decidido empezar 2021 con emoción también. Lo del Capitolio en EEUU nos enseñó una vez más lo que significa arengar a las masas y tomar por la vía de Tarifa, lo de la sucesión de nuevas cepas del virus y su alta capacidad de contagio también añade incertidumbre al futuro mundial, la llegada de Filomena y los “cubos” de nieve que se descargaron por toda España, y como puntilla, un repunte horroroso de la factura de la luz en mitad de una pandemia que está dejando hecho un solar el empleo en España y una ola de frío larga como nunca antes se vio.

Y entre tanto, la solución que más gusta en España: los trastos a la cabeza. Mientras que unos se echan la foto dando palazos a lo Rafa Nadal Mallorca Edition, los otros se dedican a mirar para otro lado y a “torear” al personal diciendo que si la Unión Europea no me deja, o con amenazas facilonas y groseras como las de si quito aquí, quito también en Sanidad (justo en plena tercera ola).

Al final, en lo que a estrategia de comunicación política se refiere, la jugada sale redonda: resulta que ahora es más importante entablar debate sobre la nacionalización de la electricidad en España más que intentar resolver un problema grave como es el de añadir más gasto a las muy maltrechas economías familiares en España.

LA ELECTRICIDAD EN ESPAÑA

Según la OCU “durante 2020, la factura mensual de un hogar con un consumo medio de 3500 kWh y 4,6 kW de potencia, osciló entre 50,1 (abril) y 61 euros (diciembre de 2020), con una media anual de 56,3 euros”. Con estos datos, si el precio de los once primeros días de enero se mantiene durante todo el mes (0.14 €/kWh), la factura media se elevaría a 74.1 euros al mes. Es decir 13 euros más que el mes anterior.

Si nos comparamos con Europa, vemos como en España pagamos una de las facturas de luz más caras de Europa, solo por detrás de Alemania, Bélgica, Dinamarca e Irlanda (somos la quinta sobre cuarenta) y por delante incluso de Francia, Italia o Portugal, salvando las distancias entre países y nivel de vida.

En los últimos quince años la factura de luz en España ha subido más de un 90% y buena parte de esta culpa la tiene tanto el IVA como el beneficio de las empresas que actualmente explotan este servicio.

Si nos apoyamos en los datos que se ofrecen en esta gráfica sobre el precio de la electricidad en Europa durante el segundo semestre de 2019 y que proceden de la recopilación de datos de Eurostat, Oficina Estadística de la Unión Europea, vemos lo siguiente:

electricidad

 

Para entender los colores de la gráfica:

  • Barra verde: lo que se llevan las compañías (lo que pagamos antes de impuestos)
  • Barra rosa: otras tasas o impuestos
  • Barra azul: el querido IVA

Haciendo una interpretación rápida de la gráfica anterior en línea a los tres colores que se explican justo arriba, la cosa queda así:

  • Barra verde: la del precio antes de impuestos. Esta corresponde a lo que se llevan las compañías y en España es de las más grandes. Somos medalla de bronce, solo nos adelantan Irlanda y Bélgica. Pero evitando simplificaciones y reglas de tres de E.G.B., producir la electricidad también cuesta dinero y ponderar esos costes junto con la cuota de la potencia contratada fijada por el gobierno, da para otro artículo y mucho más técnico que este, pero aún así, es un hecho evidente que esta barra supera con creces a las de otras en la Unión Europea.
  • Barra rosa: la de las tasas/impuestos que no son IVA. Para compensar el desfase en el IVA, estas otras tasas son de las más bajas de Europa. Nos metemos entonces en el otro debate de los impuestos directos o indirectos y cuales son mejores y, entre tanto, le damos justificación a un Gobierno tras otro para mantener un IVA elevado.
  • Barra azul: la del IVA. En España tenemos una de las más grandes que hay en toda Europa. Es decir, pagamos mucho IVA por más que la culpa sea de la alineación de Júpiter con Saturno la noche del miércoles al jueves. En Reino Unido o Italia pagan el 5%, por poner un par de ejemplos.

REPARTO DE CULPAS SOBRE EL PRECIO DE LA ELECTRICIDAD

Como buen patio de colegio, puestos a repartir culpas, la cosa quedaría así:

– La cuota por potencia contratada es demasiado alta: desde el punto de vista verde, no vendría mal un cambio desde el punto de vista de tarificación según consumo. Tras la nefasta reforma del ministro popular Soria en la que se encarecía la factura de la luz al obligar que en la factura eléctrica la parte fija (potencia contratada) ponderase más que la energía consumida, aquellos hogares que consuman menos están penalizados, por lo que el ahorro energético les da absolutamente igual (en España es donde más se paga de toda Europa por una potencia contratada de 1.000 kwh según Eurostat).

– El IVA para la electricidad es alto: sumando por encima, existe, además del 21% de IVA, un impuesto a la electricidad del 5% que compensa las pérdidas del carbón y que va directo a las autonomías. Aunque en España las energías renovables están cercanas al 45%, la dependencia del carbón sigue siendo mayor de lo que debiera y las nucleares son pocas y peligrosas. Pero es incomprensible que un servicio básico tenga el IVA máximo, se pongan como se pongan y amenacen con lo que amenacen. Pero va a ser difícil que se baje debido a que es un ingreso muy goloso para las arcas estatales y no se puede bajar el nivel de vida de muchos por más que la mayoría se queje.

– Las diferencias entre mercado regulado y libre: ambos mercados reparten el pastel de los consumidores casi al 50%. Este puede escoger, pero el mercado regulado solo está disponible para aquellos cuya potencia contratada no supera los 10 kW. En el mercado libre las compañías comercializadoras ponen el precio al Kwh, mientras que en el mercado regulado el precio varía cada hora en función de la oferta y la demanda. Y esto depende de muchos factores, entre ellos Filomena y cia.

En resumen, para no entrar en juegos de marketing político y no alargar en exceso el artículo, para intentar capear el chaparrón que nos está cayendo, quizá podría buscarse un punto de equilibrio entre una reducción del IVA, una modificación de las cuotas de potencia contratada y/o una mayor inversión en renovables. De este modo conseguiríamos ahorrar en la factura mensual de luz, contaminaríamos menos y colaboraríamos en mantener un equilibrio menos desfasado entre medio ambiente, sociedad y beneficio empresarial.

 

 

 

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