Me preguntan si la prostitución debe legalizarse, y yo me pregunto y pregunto a la vez: ¿Es acaso la prostitución una profesión cuando nos planteamos legalizarla?
Quizás debiéramos planteárselo a todas las mujeres y hombres prostituidos, pero especialmente a aquellos/as que no tienen otra opción, a esos/as, a los que nunca conoceremos salvo que vayamos a esos lugares donde se ven obligados/as a trabajar.
Legalizar el mercadeo de un cuerpo no garantiza que la venta de este termine. La regularización de la prostitución no garantiza su eliminación, todo lo contrario, parece favorecer la mafia de la de la trata, y el aumento de la prostitución ilegal. Una prostitución que desgraciadamente termina siendo la más demandada porque en la mayoría de los casos es la más barata para el que la consume.
En países como Holanda donde la prostitución está legalizada y donde las prostitutas se exponen con total libertad en escaparates con todas las garantías gubernamentales y sanitarias, no parece haberse apreciado una disminución de la prostitución clandestina, todo lo contrario, se ha intensificado.
Cuando uno se prostituye (cuerpo, alma, pensamiento…), incluso cuando al hacerlo se piensa “quiero y lo he elegido yo”, eres tú quien decide? o debemos remitirnos a las circunstancias que te obligan a hacerlo. No entraré yo ahora en esto porque el tema es legalizar la prostitución si o no, pero lo dejo aquí para otro debate.