La censura es una de las actividades más reaccionarias del ser humano. Impedir la libertad de expresión y de información atenta contra las libertades pública en cuanto a derechos naturales.
La censura se ejerce fundamentalmente en sistemas autoritarios o totalitarios, si bien tiene un origen platónico ya que el filósofo griego, en su obra “La República” se mostraba a favor de ejercer la censura contra los poetas para proteger la educación de los niños y de los propios guerreros. En otras palabras, en sus orígenes la censura es una forma de paternalismo que presume una ciudadanía muy poco desarrollada que ha de ser protegida. Y Platón daba muestra de ello en su república ideal.
Evidentemente, la censura evolucionó, siendo la Santa Inquisición su máxima expresión en el contexto occidental cristiano y las dictaduras contemporáneas como la fascista, la nacionalsocialista, la franquista, la comunista y la castrista expresión más actual que, por suerte, la mayoría de estos sistemas políticos ya no existen. Y allí donde se vivió una dictadura como en Alemania, Italia, Francia, Portugal y España, sus textos constitucionales tienden a relacionar la idea del pluralismo, es decir, de tener legítimamente distintas cosmovisiones de la realidad que nos rodea y respetarlo hasta el punto de no imponerse ningún tipo de censura como imposición de una única realidad.
Aunque existen distintos tipos de censura. La censura política o ideológica es la más evidente y la ya menos empleada. Al menos no de forma directa porque, ¿la legislación electoral no ejerce censura política cuando solo se permite la cobertura informativa en los medios de comunicación con criterios representativos, impidiendo el acceso a otros actores sin representación previa, lo que es de hecho una censura y les impide realmente competir en igualdad de condiciones? Frente a esto, propongo la solución de eliminar este criterio tan antipluralista que perpetúa y encierra en sí mismo un sistema parlamentario cual pescadilla que se muerde la cola.
Sin embargo, hay otros tipos de censura contra los que hay que luchar. La censura “moral” que se da cuando una información, una expresión o una creación artística daña la “moral” del espectador y éste denuncia a plataformas como Facebook o YouTube. Este tipo de censura también daña la propia democracia y el pluralismo y es muy dañina al otorgar armas desproporcionadas (judiciales muchas veces que acaban con grandes multas o incluso penas de prisión) por criticar una religión o hacer un chiste, por muy deleznable y criticable que sea, sobre un grupo étnico o minoritario, como los discapacitados.
Aquí el Estado debe ser una madre liberal que protege a sus hijos solo cuando es estrictamente necesario y les deja luego a su libre albedrío para que puedan forjar su propia personalidad.
El hecho de hacer un vídeo sobre una vagina de plástico tamaño XXL y sacarla en procesión parodiando las de Semana Santa es muy criticable y puede dar hasta repelús pero, ¿penas de prisión por “ofender sentimientos religiosos”? La ofensa es una situación muy subjetiva. Yo soy católico y no me siento ofendido por esa memez. ¿Por qué un grupo minoritario de cristianos católicos tienen que arrogarse una supuesta “ofensa” de toda la comunidad de creyentes?
El siguiente tipo de censura, y mucho más sutil, es la económica. Os pongo un claro ejemplo. Octubre de 2009. La Comisión de Calificación de películas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales del Ministerio de Cultura de España otorgó al filme “Saw VI” la clasificación X por hacer “apología de la violencia”.
No es censura propiamente dicha. Con la clasificación X no se prohíbe una película, sino que se le “condena” a exhibirse en las 7 únicas Salas X que existen en España, y eso para la sexta entrega de una saga de terror muy comercial es condenarle al ostracismo, es una forma muy sutil de censura económica que hace daño al correspondiente mercado porque no da libertad en su desarrollo. ¿Con qué derecho moral el Estado prohíbe la exhibición de una de las sagas de películas más taquilleras de la Historia del cine de terror?
En fin, ningún tipo de censura cabe en un sistema y en una sociedad que se autocatalogue como “democrática”. Hay que fiarse de los criterios de cada uno. Por supuesto, regular ciertas actividades como la exhibición de contenido X fuera del alcance de menores, pero basándose en criterios objetivos, ni políticos, ni de actores sociales ni económicos.
En definitiva, me muestro totalmente en contra de la censura porque crea borregos que se guían por unos criterios estatales ideológicos concretos y no aceptan el pluralismo político, social y económico.