Como diría Lakoff, las palabras no son inocentes y todo aquel conjunto de recuerdos y marcos mentales que generan nos conducen a ciertos tipos de conductas.
Pues bien, para cierto grupo de edad, Vietnam está asociado a guerra y a una enorme cantidad de contenido cinematográfico en con el cual se narró un conflicto que posiblemente venía muerto desde el momento de su nacimiento.
Nada que ver con la actualidad de un país en el que ayer domingo se firmó el mayor trado de libre comercio del mundo hasta la fecha.
RCEP: Regional Comprehensive Economic Partnership
Las siglas RCEP (Asociación Económica Integral Regional, traducido al español), hacen referencia al mayor tratado de libre comercio del mundo firmado en la actualidad en relación al volumen de comercio mundial previsto, ya que el acuerdo representa alrededor del treinta por ciento del comercio mundial, con un mercado aproximado de más de dos mil millones de personas (un tercio de la población mundial) y con una riqueza compartida por parte de los países firmantes que oscila entre los 20 y los 25 billones de euros, es decir, más del treinta por ciento del PIB global.
¿QUIÉNES SON LOS FIRMANTES DEL RCEP?
Después de casi una década de negociaciones, esta firma pone de acuerdo a quince países de Asia, entre los que se encuentran las tres grandes potencias de la región Asia-Pacífico: China, Japón y Corea del Sur. Además de estos tres, Australia y Nueva Zelanda se unieron al acuerdo junto a los miembros de la ASEAN, Birmania, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
El objetivo de este acuerdo, como los de casi todos los TLC, es lograr una mayor apertura de los intercambios comerciales entre regiones a base de reducir aranceles y demás cargas impositivas que encarezcan los intercambios, a parte de abordar asuntos específicos en el caso del RCEP como son la economía digital, la propiedad intelectual y la uniformización de reglas administrativas, tan necesaria en uniones políticas como la europea.
MULTILATERALISMO ASIÁTICO
Del mismo modo que los años en el gobierno de Trump se caracterizaron por una involución en las relaciones comerciales a nivel internacional y por un aislacionismo norteamericano muy vinculado al mensaje político de campaña de este en el que se produjeron numerosos desplantes a las instituciones europeas, abandonos de tratados comerciales en Asia o en el que se escenificó un enfrentamiento comercial contra China, esta firma se puede considerar como un paso al frente de China en Asia mediante el cual amplía sus ambiciones geopolíticas y con el que logra mayor independencia con respecto a la tecnología occidental.
Desde el punto de vista occidental, principalmente Europa y EEUU, China va a seguir siendo una amenaza del mismo modo que para China lo es EEUU y Europa desde el punto de vista geopolítico y comercial. La labor expansionista china en la región es evidente, y quizá ahora más que nunca la deriva oriental esté siendo más acentuada, por lo que la labor del multilateralismo mundial actual debería hoy prevalecer sobre cualquier tipo de tentaciones proteccionistas o aislacionistas, primando la negociación frente a la confrontación.
A pesar de ello, una potencia comercial y demográfica en la región asiática como lo es India, se ha quedado fuera de la firma de dicho tratado debido a las reticencias que le provoca la firma de un acuerdo con el que pueda verse perjudicado su país, debido a que su mercado interior se puede ver perjudicado al inundarse de productos de bajo coste procedente de China, es decir, dos modelos de crecimiento y desarrollo industrial similares que parece que no sea compatible meter en el mismo cesto.
De este modo, la ausencia hindú deja al descubierto una de las posibles debilidades de dicho tratado, a parte de la falta de referencias a los derechos laborales y a temas relacionados con el medio ambiente, y es que al final estos tratados de libre comercio suelen beneficiar más a los gigantes empresariales, los cuales encuentran nuevos nichos de mercado, perjudicando de este modo a las PYMES y fomentando la concentración empresarial, lo que deriva en mercados oligopolistas con falta de competencia real.
Tras este tratado y tras los resultados de las últimas elecciones USA, podemos estar presenciando el nacimiento de un nuevo tipo de multilateralismo en el cual se estén desarrollando distintos tipos de globalización, más orientados a una especie de regionalismos amplios en los que haya relaciones comerciales fluidas entre regiones concretas y no un tipo de globalización demasiado extensa que provoque graves fricciones en lo referente a la gobernabilidad de los propios Estados y al papel que ejerzan sobre los diferentes sistemas políticos los intercambios comerciales mundiales del modo que lo argumenta Rodrik con su conocido trilema.