En 1936, surge entre mujeres anarquistas una revista que posteriormente dio lugar a una organización no sólo libertaria sino también feminista. “Desde el próximo mayo entre Amparo Poch, Mercedes Camaposada y yo editaremos en Madrid una revista exclusivamente dedicada a la mujer; no podrá ser de momento una revista confesional”, así lo planteaba Lucía Sánchez Saomil, activista y periodista en una carta dirigida a Kyralina[1] (Lola Iturbe). La implantación de Mujeres libres se produjo de forma general en localidades donde ya existía algún movimiento confederal o anarquista, de forma que, algunas secciones femeninas dentro de la CNT y los núcleos preexistentes de FAI[2] o JJLL[3] fueron los que proporcionaron los locales, los materiales, e incluso en algunos casos, la afiliación[4].
Mujeres libres supuso un cambio ideológico, abrupto, sin tempos, de forma inmediata se necesitaba captar a mujeres para el sector anarquista pero también, capacitarlas y educarlas para la República. Las mujeres ante esta nueva etapa debían de ser preparadas social, y culturalmente, en unos nuevos derechos y libertades que se ponían a su alcance y que les habían sido negadas al ser consideradas como “ciudadanas de segunda”. Esta organización fundada meses antes del estallido de la guerra civil se extendió por toda la España republicana durante los años de guerra, llegando a tener alrededor de 20.000 afiliadas ubicadas principalmente en el centro de Cataluña, Madrid, Aragón, Valencia, y Andalucía[5].
Desde un principio, las tres fundadoras quisieron dejar claro que se trataba de una organización no orientada a la lucha, sino a la educación, defendían un feminismo autónomo dentro del movimiento anarquista[6], un feminismo en cierto modo implícito en su contenido pero explícitamente rechazado en su conceptualización. Y en este sentido, promovieron durante la Guerra Civil una doble lucha de forma paralela; la emancipación femenina y una lucha antifascista, revolucionaria, y anarquista. Opinaban sin embargo, que esta preparación que capacitaría a las mujeres para la actuación política (entendida en este caso como actuación pública), no debía hacerse de forma precipitada sino de forma paulatina. De esta forma, quizás no se llegara a cometer los mismos errores que se estaban cometiendo en otros grupos y organizaciones; reproducir valores y esquemas masculinos, y, representar como minoría un papel subsidiario y supeditado a los varones que consolidaría su papel dominante[7].
Desde sus comienzos, se utilizó la revista del mismo nombre como instrumento para la divulgación del ideario de la organización. Aunque no contaban con demasiados recursos humanos, (al no lograr la colaboración de las militantes mayores que ocupaban lugares de honor como Federica Montseny o Libertad Ródenas)[8], y pese a la dificultad de encontrar entre sus simpatizantes mujeres con formación intelectual suficiente para desarrollar sus objetivos, desde su creación las fundadoras expresaron la intención de realizar el proyecto sin la interferencia de los varones[9].
Independientemente de las colaboraciones con las que llegaron a contar, el grueso de los artículos publicados en los tres primeros números fue realizado por las tres fundadoras[10]. La guerra afectó a la edición de la revista tanto en su formato como en la extensión de esta. De los números 4, 5, y 6, tan solo uno de los artículos “Situación social de la mujer” de Emma Goldman, y un poema titulado “¡Madrid, Madrid, mi Madrid!” de Lucía Sánchez Saomil aparecieron firmados. No fue hasta el séptimo número, editado en marzo de 1937, cuando apareció de nuevo el nombre de las tres redactoras.
El último número de la revista fue publicado el otoño de 1938 y en él se podía leer:
«Mujeres Libres se ha formado y ha crecido y ha adquirido una personalidad con el sólo esfuerzo femenino. He aquí su demostración de capacidad. Y no porque quería establecer separaciones ni competencia de sexos, como los viejos partidos feministas, ya que todas sus afiliadas pertenecen a organizaciones sindicales o políticas, sino porque ha querido reivindicar primero su condición femenina y ganar a pulso, para sí, el derecho a intervenir en la vida política y social de España».
[1] Carta a Kyralina, 18-4-36, C 432
[2] La Federación Anarquista Ibérica (FAI) es una organización fundada en 1927 en Valencia, fruto de una conferencia de grupos anarquistas de España, Portugal, y exiliados españoles en Francia.
[3] Organización juvenil anarquista creada en Madrid en 1932 durante la Segunda República Española. Conocida también como Juventudes Libertarias o Juventudes Anarquistas, o por sus acrónimos FIJL y JJAA.
[4] Jiménez, Raimundo. “Caudete de las Fuentes, solera de veteranía confederal”, Fragua Social, nº9, 1937.
[5] “Mujeres libres” Confederación General del Trabajo CGT, Madrid, 2012.
[6] NASH, M, Mujeres libres: España 1936-1939, Barcelona, Tusquets, 1976.
[7] Montero, J, “Anarcofeminismo en España”, Madrid, 2003, p. 21.
[8] Federica Montseny terminaría colaborando aunque nunca llegó a ser miembro orgánicamente. Mary Nash (1976, p. 21, nota 18, 1975)
[9] A excepción del dibujante y escultor Baltasar Lobo, marido de Mercedes, quien ilustraba y maquetaba la publicación.
[10] Amparo Poch i Gascón firmó con su nombre un artículo en cada número y otro como Doctora Salud Alegre.
2 comentarios
Muy interesante saber dónde comienza la libertad de las mujeres.
Interesante conocer esta parte desconocida de la historia