Del Tabaco y otros humos.

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Groucho Marx fumando

Del Tabaco y otros humos.

«¿Le molesta que no fume?» Groucho Marx “Cuando llegas a cierta edad, ya no te quedan muchos placeres: no puedes beber, ni joder. Fumar un

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«¿Le molesta que no fume?»
Groucho Marx
“Cuando llegas a cierta edad, ya no te quedan muchos placeres: no puedes beber, ni joder. Fumar un puro es lo único que te queda.
¿Y qué? me moriré algunos años más joven.
– ¿Y que dice tu médico papa? –
Sonrió y exclamó:
¿Cómo quieres que le pregunte? Se murió hace tres semanas”.
Un viejo Groucho Marx a su hijo.
“El tabaco es como una buena esposa: Con ella las horas malas, son menos malas, y las buenas, mejores…”
Alfredo Tucci
«La pipa extrae sabiduría de los labios del filósofo, y cierra la boca del tonto; genera un estilo de conversación que es contemplativo, pensativo, benevolente y llano».
Thackeray
Desde que el hombre es hombre el humo forma parte de su esencia vital. A las primigenias hogueras en sus cuevas, siguieron, tal vez por azar, tal vez por observación, la quema selectiva de hierbas con humos preferentemente aquellos capaces de alterar el estado de consciencia de los primeros humanos.
Esta característica, no es única de nuestra especie. Varios son los mamíferos superiores que se “colocan” comiendo frutas, hierbas y otros variados manjares. Recientemente se ha filmado como los delfines se agrupan para jugar con los peces globo; en su defensa estos producen una toxina que les genera una especie de borrachera y quedan inmóviles como extasiados… como se pasan el pez de unos a otros ¡Parece que les gusta!
La palabra Humo (fumus) posee una fonética semejante a la raíz latina de Humus (tierra), la misma que nos define como “humanos”. En prácticamente todas las tradiciones y culturas existe el culto al humo en las formas y modos mas variados que ustedes puedan o no imaginar. Por ejemplo supe que en el Norte de África los sahumerios en las partes intimas de las mujeres, realizadas con maderas especialmente aromáticas, son, aún hoy en día, una costumbre indispensable, sobre todo antes de las bodas.
El humo está unido a las mas variadas prácticas ceremoniales en todas las religiones. En Occidente, por el cristianismo, estamos muy familiarizados con el uso del incienso y la mirra, pero pueden ustedes apostar que no hay una sola practica espiritual que no lo incluya.
En las mas antiguas culturas chamánicas, el humo es esencial; de entre todos ellos, venido de América, el tabaco brilla con luz propia en muchas culturas. ¡Nadie se imagina una ceremonia de candomble o vudú sin un puro! La cultura Shizen en Japón identificaba el tabaco con Bioki Tengu, el señor de las enfermedades y la salud, pero también el señor del mundo espiritual. El calumet, la pipa de los indios americanos era una ceremonia sagrada, realizada en especial antes de un encuentro importante, pues el humo daba tiempo para que los asistentes pudieran calmarse y reflexionar antes de hablar, estableciendo silenciosamente la importancia de lo espiritual sobre lo material a la par que generando un ambiente sereno.
El acto de fumar efectivamente se asocia a la concentración y a la contemplación. Parece que todo ello está asociado al hecho de que el tabaco produce una inmediata estimulación del cerebro medio, que incrementa la interacción entre ambos hemisferios. El veinte por ciento de la población española fuma, apostaría que algunos de los mas inquietos y nerviosos espíritus, como yo mismo, no lo hacemos casualmente. El tabaco propicia la reflexión y el segundo aliento en los espíritus mas reactivos, de tal forma que antes de propinar un puñetazo a ese tipo que está tocándote tus pudendas partes con su estupidez, uno decida encenderse un cigarrillo, momento en el cual consigue disipar los peores humores que le asaltan. Por otro lado ese reduccionismo de categorizar el acto de fumar como una debilidad anímica y en consecuencia un “vicio”, es propio de idiotas e ignorantes de simplones mentes, que o bien deciden o son sojuzgados por su estulticia a comulgar con la opinión publicada y los abrevaderos intelectuales comunes de su tiempo, sin mas reflexión ni lucidez que la del pastor a cargo del rebaño.
Reducir la idea de fumar a sus efectos físicos, es empero como querer ver el cielo como esa rana desde el brocal de su agujero en la tierra. Lin Yu Tang林語堂
un aristócrata Chino educado en la Inglaterra del siglo pasado, reflexiona deliciosamente sobre este particular en su libro “La importancia de vivir”. En su capítulo “del humo del tabaco y del incienso” encontramos algunas perlas que paso a citar:
“El mundo se divide hoy en fumadores y no fumadores. Es cierto que los fumadores causan alguna molestia a los no fumadores, pero tal molestia es física, en tanto que la molestia que los no fumadores causan a los fumadores, es espiritual.”
Y continua:
“Se presume a veces, sin embargo, que los no fumadores son moralmente superiores, y que tienen algo de qué enorgullecerse, sin comprender que les falta
uno de los grandes placeres de la humanidad. Estoy dispuesto a admitir que fumar es una debilidad moral, pero por otra parte debemos precavernos del hombre sin debilidades morales. No se puede confiar en él.
… Los beneficios morales y espirituales no han sido apreciados jamás por estas almas Correctas, rígidas, insensibles y poco poéticas.”…
Y continua mas adelante:
“El hombre que tiene una pipa en la boca es el hombre que atrae mi corazón. Es más afable, más sociable, tiene más indiscreciones íntimas que revelar, y a veces puede ser muy brillante en la conversación, pero además y en cualquier caso, se me ocurre que gusta de mí tanto, como yo gusto de él. Estoy del todo de acuerdo con Thackeray, que escribió: «La pipa extrae sabiduría de los labios del filósofo, y cierra la boca del tonto; genera un estilo de conversación que es contemplativo, pensativo, benevolente y llano».
Un fumador puede tener las uñas más sucias, pero esto no importa cuando su corazón es cálido; y de cualquier manera, un estilo de conversación contemplativo, pensativo, benevolente y llano, es algo tan raro, que uno está dispuesto a pagar alto precio por gozarlo”….
Y reflexiona sobre los efectos calmantes del tabaco asi:
“Lo que ocurre cuando un marido fumador se enoja, es que enciende inmediatamente un cigarrillo o una pipa y aunque queda malhumorado no le durará mucho, porque su emoción ha encontrado ya un escape, y aunque quiera seguir pareciendo enojado, a fin de justificar su indignación, o su idea de haber sido insultado, no puede hacerlo, porque el suave humo de la pipa es demasiado agradable y calmante, y al dejar escapar el humo, también parece que deja salir, aliento tras aliento, su furor almacenado.”…
Acerca de sus efectos en la inspiración artística afirma:
“¿Qué es el pensamiento sin la imaginación, y cómo puede echarse a vuelo la imaginación con las alas cortadas de un alma sombría que no fuma?”
Sobre abandonar el hábito de fumar dice:
“La gente que cree que en eso reside toda la impía lucha contra el tabaco, no tiene idea de lo que dice. Olvida que fumar es un acto espiritual, y quienes no tienen una idea de la significación espiritual de fumar, no deberían meterse jamás en estas cosas.”
Efectivamente, el acto de fumar es un asunto poliédrico y será mentecato y pobre de entendederas todo el que quiera reducirlo a un asunto puramente sanitario o moral. Yo no afirmo que fumar sea sano, pero créanme cuando les digo que ninguno de ustedes va a vivir para siempre. Sin duda el humo ensucia los pulmones, pero ni es el malévolo demonio que quieren hacer de él, ni su cercanía afecta a los demás como aducen sus detractores. Si así fuera, deberíamos parar todos los coches y chimeneas del planeta y puestos a taponar gases perversos, hagámoslo con el culo de las vacas (¡Y de los humanos, que somos muchos mas!) por producir metano como gas de efecto invernadero y acelerar el calentamiento del planeta.
Ya se que vivimos en un mundo materialista que ignora toda espiritualidad, pero si atendiéramos a la mayoría de las tradiciones que si lo son, el humo en general, y el tabaco en particular, cumplen una interesante función en este contexto como mediadores entre planos, generando condiciones a la aproximación de espíritus, que necesitando energía para establecer conexión con nuestro plano de realidad, frecuentemente encuentran “en el humito”, como lo llamaba el Don Juan de Castaneda, un medio propicio para no tener que usar la energía anímica del medium para comunicarse.
El humo es pues un mediador, y sin duda un poderoso alterador del ambiente eléctrico y magnético; los chamanes lo usan en numerosas ceremonias de limpieza de la burbuja espiritual, y además, a través del olfato, es capaz de conectarnos inmediatamente con los aspectos emocionales de nuestro cerebro, pues este sentido, es el camino mas directo a esta fase de nuestra mecánica biológica.
Según los antiguos sabios, el humo y la niebla invocan el misterio de lo oculto, pero sobre todo dan condición de actuación, a sutiles acúmulos energéticos, que trascienden nuestro plano de realidad tensional, al existir solamente en forma de energía.
En las culturas indoamericanas, el tabaco se ofertaba a los dioses y a los elementos; era soplado en forma de polvo y de humo sobre los enfermos, los heridos y los guerreros; moneda de intercambio entre tribus y personas, rubricaba acuerdos de Paz y era elemento indispensable en toda ocasión social que se preciara.
Occidente no conoció el tabaco hasta el descubrimiento de América, pero su uso se extendió rápidamente por el viejo continente; como dice mi amigo Santiago “¡Algo tendrá la coneja, cuando se rasca la oreja!”. Los que somos expertos fumadores, sabemos bien de la fidelidad de su compañía en las horas inciertas, así como de la alegría de celebrar con él las extraordinarias. El tabaco es como una buena esposa: Con ella las horas malas, son menos malas, y las buenas, mejores.
La moderna demonización del Tabaco tiene sus orígenes en informes científicos que asocian al tabaco con las mas variadas enfermedades, incluido claro está, el cancer. Curiosamente mientras en el mundo ha disminuido la cantidad de fumadores, el cáncer, especialmente el de pulmón se ha incrementado. Como verso suelto que soy en casi todo, me permito dudar de esa nueva religión llamada medicina, más de sus sacerdotes, que de ella misma, pues ya sabemos que “poderoso caballero es don dinero” y que nada está fuera del alcance de los poderes fácticos. No en vano el negocio de las drogas legales, es equivalente al otro mayor negocio mundial, el de las armas.
En el caso del tabaco se dan además circunstancias excepcionales en nuestra reciente historia, circunstancias que muchos ignoran, y que le han llevado a convertirse en “el gran maligno”. Todo ello comenzó en EEUU, donde llegó a ser el chivo expiatorio favorito de la izquierda Norteamericana, desde que el lobby de abogados judíos de NY, decidió, que además de forrarse con las demandas, la única manera de vencer a los republicanos, después de un exitoso Reagan, (¡Al que no mataban ni las balas!), era atacar su línea de suministros, o sea, el dinero de las tabacaleras del Sur profundo. Los otros lobbies pro republicanos, los dejaron en manos de los verdes (petroleras) y para los pacifistas, la asociación del rifle.
Por supuesto y una vez mas, todo lo que pasa en EEUU, nos acaba llegando aquí a Europa, pero multiplicado por dos, (¡Cuando Wall Street estornuda, en Europa tenemos pulmonía!) y puesto que los estados europeos son mucho mas intervencionistas que EEUU, aquí la cosa tardó pero se puso mucho mas fea para los fumadores. Convertido así en pretexto y subterfugio ideal, en favorita justificativa de la clase política (vil razza danata!) es decir, el prohibir cosas, se han cebado con él inmisericordemente. Adocenados, anatemizados y tratados cual leprosos del siglo XXI, los fumadores han entregado la chapa y abierto las cachas del culo, esperando la nueva herramienta de sodomización que estén inventándose sus apasionados detractores.
En una y apasionante última ocurrencia, a tenor de esa ceremonia de la confusión que está siendo la pandemia COVID, los políticos, que ya no saben que hacer para justificarse en su ineficacia frente al envite del virus, han decidido, probablemente aconsejados por asesores estadísticos, que era la ocasión ideal para prohibir fumar en la calle, como si los virus ahora hubieran elegido pasearse subidos en la volutas de humo (seco y caliente), mas que en las gotas de líquidos, como la mayoría de los científicos afirman. Lo siguiente será prohibir el llanto, respirar fuerte o hablar alto, el ejercicio en publico o los suspiros, acciones todas ellas en las que sin duda se expele mucho mas micro gotas que al fumar.
Más allá de todo ello sabemos que con el suficiente dinero, uno puede afirmar una cosa y la contraria a la vez puestas en boca de científicos, siempre que se les sufrague suficientemente la investigación. Como decía Serrat “Ojalá la ciencia fuese neutral”.
Por otro lado la “ciencia médica”, como sabe todo el que se haya asomado a su realidad última y moderna, se ha convertido básicamente en un subproducto dependiente de las estadísticas, y todos los que hemos estudiado un poco de sociología, sabemos que la estadística, aunque se base en algo tan coherente, sólido y científico como los números, es todo, menos una ciencia.
Ya se yo de antemano que este editorial no me va a hacer “el mas popular de la clase”. No lo busco, ni lo pretendo. La mayor función de los “versos sueltos” como yo, es la de ser los “pepitos grillos” de su tiempo, a veces asaltador de gigantes, aunque sean molinos, pero siempre mandoble de mentiras, para escarnio de todos aquellos que no quieran ver, que el rey, efectivamente, va desnudo.
ATENCION: Las autoridades sanitarias advierten que es malo pensar.

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